Chávez, ¿el principio del fin?
Es casi seguro que el gobierno de Hugo Chávez no pasará desapercibido en la historia no sólo de Venezuela, sino también en la de Latinoamérica, y por varios motivos. Más allá de la controversial personalidad del presidente venezolano y su forma de gobernar, hay algunos hechos muy significativos.
Uno de ellos es la brillante situación externa que favorece al Estado venezolano a través de las exportaciones de petróleo y el precio que alcanzó el crudo en los últimos años.
Esta coyuntura internacional ha determinado que en Venezuela hayan ingresado entre 1.999 y 2.007 más de U$S 665.000.000.000... sí, leyó bien, más de seiscientos sesenta y cinco mil millones de dólares, más que el período 1.958 – 1.998.
Chávez, no sólo no ha invertido o reinvertido estos fondos, que dicho sea de paso, son patrimonio de todos los venezolanos, ya que el petróleo pertenece al Estado, sino que además está despilfarrando un recurso no renovable.
Pero éste no es el único error de Chávez. Si bien puede ser el más importante, hay otros, los que han incidido de forma significativa en la pérdida de apoyo a su gestión, especialmente el que era fundamental para él, el popular, y esto se debe a que los problemas derivados de la inseguridad ciudadana y el desabastecimiento de alimentos, especialmente la escasez de leche a partir del segundo semestre del año pasado, han deteriorado la imagen del presidente.
Todo parece indicar que el principio de fin fue el revés electoral en su intento de reformar la constitución para poder perpetuarse en el poder: según los resultados del referéndum del 2 de diciembre, el Presidente confesó: “He perdido 3 millones de votos en un año”.
Estos números coinciden con los resultados arrojados por un relevamiento realizado por la consultora Keller & Asociados, una de las favoritas del Gobierno chavista durante sus 9 años de vida. Su último estudio consignó que “la popularidad del presidente venezolano, Hugo Chávez, cayó en dos años del 65 a un 38 por ciento actual, y continúa perdiendo puntos”. “A comienzos del año 2006, él (por Chávez) tenía 65% de popularidad, y para este momento está alrededor del 38% y continúa perdiendo puntos”, los que serán cuantificados próximamente, dijo Alfredo Kéller, titular de la consultora.
Más motivos. Como dijimos, no sólo el despilfarro de los ingresos por exportaciones de petróleo en propaganda, armamento y financiamiento de organizaciones de izquierda latinoamericanas son motivo del descontento del pueblo venezolano, a esto hay que agregarle las graves situaciones en lo interno, como la inflación, el desabastecimiento, la inseguridad, y la corrupción, además de la permanente tensión en lo externo, que tiene que ver con los permanentes conflictos con Estados Unidos, Colombia y El Salvador. Sin mencionar sus disputas con Exxon Mobil, el Rey Juan Carlos y, lógicamente, el escándalo de la valija con 800.000 dólares.
Otro motivo importante es la permanente incidencia y hostigamiento a los medios de prensa independientes por parte del gobierno.
Un caso muy importante fue la terquedad del presidente de ir contra la voluntad mayoritaria de la población para cerrar RCTV a inicios del año pasado.
Lo mismo acontece con la actual guerra a Globovisión, y estos dos factores no hacen más que darle motivo a la mayoría de los venezolanos a descubrir, o confirmar, que el presidente Chávez no es demócrata, y que es, más bien, un autócrata.
Concluyendo. Gobernar consiste, fundamentalmente, en atender los problemas de la población. En este caso, los de los venezolanos; y Chávez lo hace demasiado tarde, con un aparato de poder absolutamente politizado e incompetente. Y cuando es contrariado, aparecen sus explosiones de furia.
Todos estos factores, que escapan a cualquier apreciación subjetiva, ya que son hechos puntuales y concretos, parecen indicar el principio del fin de este peculiar presidente que se asemeja más a un dictador militar que usurpó el gobierno por la fuerza que a un presidente democrático.
Como dijo el General Juan D. Perón, “la única verdad es la realidad”, y la realidad contrasta sustancialmente con los discursos demagógicos de este hombre, plagados de utopías, amenazas y promesas que jamás cumplirá. Pero evidentemente Chávez parece ser ignorante de la realidad venezolana, y no hay peor ignorante que aquel que ignora la realidad.
Fuente : Diario de America
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