La dictadura cubana huye hacia adelante para volver atrás
Si alguien esperaba una prueba de apertura en la gestión que haría Raúl Castro de la herencia de su hermano acaba de recibir una en sentido contrario. Altos funcionarios del régimen, implicados en la represión de su pueblo “denunciaron” en la televisión cubana que los EE UU estaban implicados en el sostenimiento de la oposición democrática, la de dentro y la de fuera. ¡Novedosa proclama “revolucionaria”!.
No es la primera vez que las dificultades internas y de prestigio de la anacrónica dictadura la lleven a hacer el eterno ridículo de presentar como ilegítimo lo que es perfectamente legítimo, que un estado democrático apoye el cambio democrático en un estado en las antípodas de esta forma de gobierno. Los boicots y presiones contra la España de Franco, el Chile de Pinochet o la URSS de los Andropov y compañía no son más que muestras de una larga lista.
Pero en la actual campaña castrista por legitimarse atacando a las legítimas relaciones entre cubanos demócratas de dentro y de fuera hay algo más. Es el mensaje claro de que nada cambia. La camarilla que dirige con mano férrea el régimen ni afloja y ni oxida el aparato represivo. Y eso en pleno incremento de la depauperación y de la actividad de quienes quieren la democracia.
Una de las más prestigiadas opositoras, Martha Beatriz Roque, es presentada como “subversiva peligrosa” por la prensa oficialista. ¿Les suena esto a apertura?. Que haya asociaciones en los EE UU que trabajen por sostener a los disidentes y por el regreso de los exiliados su isla en condiciones de democracia, ¿es de extrañar?, ¿hay que condenar tal actividad?.
La “denuncia” revolucionaria intenta la novedad informativa al presentar a funcionarios norteamericanos de la Oficina de Intereses en Cuba como agentes de contacto entre los disidentes internos y externos. Es patético, sin duda, que los mayores exportadores de activismo subversivo diplomático de los últimos cuarenta y ocho años se quejen de esto.
Lo verdaderamente relevante en este asunto reside, como decimos, es lo significativo que resulta de cara a las expectativas que pueda haber entorno al “nuevo” liderazgo representado por Raúl Castro. O dicho de manera clara, nada de cambios ni novedades. Y, por tanto, ¿qué cambios habrían de hacerse en la presión contra los dictadores?. Ninguno.
Fuente : Diario de América
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